Que os den morcilla

En el transcurrir diario, sin quererlo y sin buscarlo, se encuentra uno involucrado en diatribas de índoles dispares sobre las cuales tiene que discernir para autoafirmarse como ser pensante, autónomo e independiente. A veces te lo ponen fácil, pero es cierto que en otras cuesta trabajo decidirse. Lo peor son las ocasiones en las que no llegas a la definición y te quedas en el limbo de la impotencia. No me sucede eso cuando se habla del nacionalismo catalán, tanto el de izquierdas como el de derechas, es decir, tengo clara mi opinión sobre ERC y sobre CIU, tanto como la tengo sobre Montilla. Como andaluz y español sé que gane quien gane las elecciones catalanas, o quien gobierne por compadreo aunque no haya ganado, va a perjudicar al resto del país. Los nacionalismos catalanes son perversos. Y pasando a otro ejemplo de lo que hablaba al principio, tengo claro que la libertad de expresión responsable está por encima de gentuza que tiene mucho que ocultar, gentes que por sus modos casposos se quedaron anclados en las cloacas de la dictadura franquista, que viven sólo pensando en ellos y denigrando a todos los que no entren en su viciada esfera. Gentes que creen tener el poder absoluto, cuando, sin embargo, el Estado de Derecho los iguala a los demás sin que ellos lo entiendan, capaces de intentar amedrentar con una llamada de teléfono e incapaces de tolerar que haya gente muy por encima de ellos en moral, justicia, valor y sentido del deber. A estos dos ejemplos sobre los que no me cuesta nada decidirme les deseo todo lo peor.

Lugar para la alegría

El tiempo discurre y pocos son los motivos de alegría que vemos en las noticias, si acaso algún triunfo deportivo y poco más. Sigue la crisis y poca mejoría se augura, el pueblo saharaui es machacado vilmente por Mohamed de los cojones ante la pasividad del gobierno español, el Papa visita dos ciudades con muchos gastos y polémica alrededor, otro cura es detenido por pedófilo, Israel y Palestina siguen como siempre, las muertes por violencia machista superan las sesenta víctimas, Haití es golpeada también por el cólera... El gris otoño tiñe de ese color la vida que nos rodea, por eso hay que buscar motivos para alegrarse, hay que compensar la desazón y poder tirar palante esperando tiempos mejores, queda también el frío invierno, pero no impedirá que llegue la florida primavera, al menos cambiaremos de colorido y saldremos a buscar motivos para alegrarnos, es imprescindible tener siempre un lugar para ello.