¿Mi valioso voto?

Se cae la cotización de Bankia y la prima de riesgo se eleva más que nunca, muy bien, sí señor, aplausos para los magníficos gestores de la economía española. En otros órdenes de la vida el que la hace la paga, pero en economía no, o al menos en Bankia no, aquí sale el Estado al rescate y los Rato y compañía se van no sólo de rositas, sino con la cartera llenita de billetes. Vergonzoso. Cuando llegan las elecciones nos dicen lo importante que es nuestro voto; claro que sí, porque lo dicen ellos, pero qué vale nuestro voto si el bipartidismo reinante hace que lo mismo sea que gobiernen unos que otros. Y no sólo eso, de nuestro valioso voto ya ni se acuerdan aquellos que tanto se preocuparon por él. Si mi voto sirviera de algo, serviría para que la gentuza ladrona de guante blanco estuviera en la cárcel, pero como no lo están siento que de poco o nada sirve. Por vez primera me estoy planteando la abstención...

Huelga por un día

Harto de tanto maltrato por parte de los distintos políticos de todas las Administraciones, hoy he secundado la huelga convocada en el sector educativo. Gracias a mis compañeros y compañeras del equipo directivo que sabiendo mis intenciones se han prestado a ir al trabajo para que yo pudiera ejercer mi derecho. Y la verdad es que me he sentido bien, sé que el sueldo de hoy irá a parar a alguna comilona de esas a las que nos tienen acostumbrados los políticos gobernantes, a algún ERE fraudulento, al sueldo de cualquier enchufado del partido, pero mi conciencia está tranquila sabiendo que mi disconformidad ante los sablazos se ha manifestado de alguna manera. Los banqueros y los políticos nos meten hasta las trancas en esta crisis y luego los curritos de nómina funcionarial pagamos los platos rotos con bajadas de sueldos y más horas de trabajo. Así son ellos, una miseria humana que nos piden el voto engañando a diestro y siniestro, y por la diestra y la siniestra. Les importa una mierda, con perdón, la Educación, claro que decir dicen lo contrario, pero es evidente; y menos les importamos los docentes, para ellos somos un número de registro despersonalizado que da la cara a diario y sostiene con mucho esfuerzo el verdadero valor de la Enseñanza a pesar del desprestigio social. Desprestigio que los gobernantes se encargan de airear, a la vista está.

Comienza la movida educativa

Conocidos ya los recortes en educación que se van a hacer a nivel andaluz y a nivel nacional, comienza la movida. La semana que viene una huelga convocada, parece ser que por sindicatos y asociaciones de todos los sectores de la enseñanza. Ya veremos su repercusión y si ella va a hacer, siquiera, reflexionar a los mandamases recortadores. Pero lo peor viene después, ya se están llevando a cabo movilizaciones en los Claustros para "luchar" contra los tijeretazos. Los políticos nos hablan de excelencia educativa como meta, a ellos habría que hablarle de excelencia política a corto plazo. Nosotros, aunque llegar a ella es una utopía, estamos más cerca de conseguirla que ellos, eso sin duda, porque ellos están en las cloacas de la moral y la ética, han caído a lo más inmundo. Toda su desastrosa labor la terminamos pagando los de siempre, no los banqueros ni los todopoderosos millonarios, no, los funcionarios, los docentes que somos la diana fácil donde clavar sus dardos envenenados. Todo está por ver, pero a estos podadores salariales les va a salir sarpullido si se llevan a cabo todas las acciones de protesta que se empiezan a barajar. Y que den explicaciones luego ellos, que salgan a los medios engañando, que para eso sirven y mucho. Hoy, con la guasa gaditana he oído decir que todo esto ha ocurrido porque ni a Rajoy ni a Griñán se les hizo en su momento una adaptación curricular significativa...

Sigo aquí

A pesar de todo lo que está pasando en este país, a pesar de que la desidia es lo que parece haberse instalado en nosotros, a pesar de que la clase (¿clase?) política que nos ha tocado padecer, a pesar de los pesares no dejaré el blog. Es más, estoy decidido a actualizarlo más a menudo para desahogarme de tanta presión. ¿Quién comprende la situación de caos que vive la sociedad? ¿Hasta cuando se va a mantener el estado de apatía? ¿Cuándo explotará esto de mala manera? No es miedo lo que siento, pero sí desesperación, casi angustia. Ya no por mí, me siento privilegiado (¿quién lo diría?), sino por la gente a la que quiero, sobre todo por mis hijos a los que el futuro no le es halagüeño. A veces, dan ganas de gritar aquella famosa proclama: ¡Que se pare el mundo, que me bajo!