Izquierda-derecha

Mucho tiempo llevo pensando que esto de la izquierda y la derecha en política es sólo una etiqueta, incluso está llegando a convertirse como en ser de un equipo de fútbol o de otro, sin explicación del porqué eres seguidor. Yo, por ejemplo, soy del Madrid y me pregunto qué me une a mí a este equipo, a esos aficionados ultrasur, a ese presidente o a muchos de esos jugadores. Y no encuentro respuesta, sin embargo siempre quiero que gane. A semejanza mía, creo que muchos son de un partido político o de otro y ni se preguntan el porqué, ya que si lo hicieran tendrían graves conflictos existenciales. La diferencia que tenemos ellos y yo es que a mí las derrotas del Madrid me duelen muy poco, se me olvidan enseguida y además soy capaz de aceptar que el rival es mejor. En política la obcecación es casi total, la disciplina de partido tapona cualquier autocrítica y el odio al rival es ilimitado, calificándolo siempre de culpable de todos los males del planeta. Izquierda-derecha, derecha-izquierda, la verdad es que cada día sé menos dónde está una y dónde la otra, de seguir así incluso dudaré en distinguirlas en mis propias manos, vamos, que ni Barrio Sésamo me sacará de dudas.